Nómadas del rio Cuca
Por: Isabel Cristina Zuleta
Los mineros y mineras del rio Cauca han habitado o visitado sus riberas desde que se conocen, provienen de familias mineras que han transmitido a sus hijos e hijas los conocimientos necesarios para la extracción de oro de aluvión.
Existen básicamente tres tipos de mineros y mineras (determinados por el tiempo que destinan a la actividad económica) en el sector de construcción de la hidroeléctrica Ituango: ocasionales, tradicionales-permanentes y permanentes, los primeros son aquellos que bajan por temporadas al rio, generalmente a una o dos playas, y que en el resto de su tiempo son agricultores, entre otras actividades económicas; provienen de muchos lugares, veredas, corregimientos y cabeceras municipales que tienen riberas del rio Cauca principalmente, aunque también de otros municipios. Los segundos, tradicionales-permanentes, han crecido en las riberas del rio, aprendieron de sus padres o abuelos esta actividad económica y permanecen en el rio la mayor parte de su tiempo. Los terceros, permanentes, aprendieron a ser mineros y mineras por amigos y familiares, ya no desde niños sino generalmente en su juventud, también permanecen la mayor parte del tiempo en las diferentes playas del rio Cauca, de playa en playa buscan los mejores lugares para extraer oro.
Los y las ocasionales hablan del rio como la posibilidad de trabajo, la salvación en épocas difíciles, como el único que no niega el trabajo, es un “ente” protector de la economía familiar, al que se le adjudican poderes relacionados con la entrega o no de oro como premio a los mineros y mineras.
Los mineros y mineras tradicionales-permanentes y permanetes, son ante todo hombres y mujeres libres, hablan de su libertad con orgullo, no se sienten atados a nada, como nómadas no acumulan bienes “estamos muy mal acostumbrados porque salimos pa’ Ituango o pa’ Medellín y nos gastamos lo que tenemos y yo no me preocupo porque sé que vengo aquí y tengo la plata pero ya no va a ser así” su vida es ligera lo que les permite estar un día en una playa y otro día en otra; algunos poseen tierras en otros sitios en donde cultivan en las épocas en las que “el papa rio” no les permite la extracción de oro, pero no cambian un pedazo rio por la tierra más productiva.
Aunque son nómadas, por no habitar un lugar fijo y sobre todo por no querer hacerlo, tienen un territorio del rio más o menos definido en el que se mueven, esto crea unas condiciones de comunidad que les ha permitido conocerse y compartir, se mueven entre Barbacoas y la desembocadura del rio Ituango, como fronteras invisibles en donde la topografía cambia drásticamente y se reconocen como distintos a los mineros y mineras de aguas abajo.
“vea todo lo que es desde el desemboque del rio Ituango, hasta el puente de Barbacoas lo he trabajado yo, de ahí de pa’ bajo eso es muy feo, eso allá ha sido muy bueno pa’ la pesca uno va al desemboque del rio Ituango y no pierde la ida”
“Yo conozco desde más abajo del puente pescadero hasta arriba por encima del puente que comunica Barbacoas con Sabanalarga, hasta un punto que se llama Singuelar”
Su despreocupación por acumular bienes o dinero es evidente.
“el minero no ahorra porque nosotros nunca pensamos de que algún día se nos iba a acabar esto, los hijos de nosotros ni estudian, ni han estudiado porque nosotros que afán, nosotros cuando el rio crece ahí sabemos que ahí nos está regando la platica, pero ya ahora si hay preocupación porque no sabemos cuánto nos van a pagar, cuanta es la plata que nos van a dar, mire que abajo ya hay gente que está recibiendo plata nosotros fuimos censados allá y no nos tuvieron en cuenta, de aquí de esta playa podíamos bajar allá a trabajar porque sabemos y tenemos tajos que tirando el rio nos va súper bien, uno allá derecho en donde están trabajando puede tener semanas de ochocientos o un millón de pesos uno solo que eso no se lo va a pagar nadie a uno, eso no es diario pero ya ni de vez en cuando se puede”
Cuando están en familia, toda la familia migra a la playa elegida, cuando son solteros (principalmente se encuentran mineros, las mineras sin compañero están con su padre, madre o familiares) o cuando tienen a su esposa e hijos en otros sitios sus cambios de lugar se dan en grupos. Estos están conformados también por familiares, hermanos, primos o simplemente amigos, que cumplen la función de cuidado de los integrantes del grupo.
El rio les ha dado todo, los cedros de sus orillas les dan sus hojas para limpiar el oro, hay todo tipo de madera para sus ranchos y para cocinar, el pescado no lo tiene que comprar, sólo es sacarlo, no pagan luz, agua, televisión y sin embargo pueden comprar lo que deseen.
Son personas tranquilas a las que les gusta lo que hacen –caso extraño en este país de desempleados, subempleados e inconformes con su empleo- se vanaglorian de poder definir su horario, lugar de trabajo y de no tener quien los mande, incluso el pago que reciben por el oro depende de su voluntad, de en donde y como vendan el oro, de saber los precios de compra en los diferentes sitios “así nos den la plata que nos den nosotros no vamos a quedar contentos, donde me van a pagar a mí lo que me da el rio, trabajando de cuenta mía, nadie me dice nada, esto para mi es una finca”. La única regla que tienen es respetar el trabajo del otro y su consigna es que el rio es de todos y que cada quien lo puede habitar como quiera “el rio es el único que no le niega trabajo a nadie, todo el mundo podemos trabajar acá”
Muchos han intentado otras formas de vida, ya sea porque se vieron obligados por la violencia a desplazarse a las ciudades o a otros sitios, o porque por algún tiempo quisieron intentar ser sedentarios con sus familias, lo que en esta sociedad de sedentarios proporciona las condiciones para que los hijos estudien, para tener salud, hasta para aparecer en los censos y encuestas (Aún no conozco que el DANE haya incluido la categoría nómadas, como forma posible de vida, se limitan a una descripción migratoria en tanto caracterización de un problema). Para subsanar esta dificultad que impone la sociedad de las mayorías, tienen a sus hijos en las cabeceras municipales con familiares, o la esposa hace este papel mientras el esposo “minea” en el rio, otros tienen un familiar en algún lugar del país a donde ir a pasar la navidad, a donde ir cuando se sienten enfermos, en donde hacerse censar del SISBEN (recordemos que las fichas del SISBEN se centran en el estado de las viviendas, cosa que para este caso no aplica, además hasta el momento no se conocen procesos de sisbenización de mineros y mineras del rio Cauca), un lugar del cual puedan dar sus datos (hasta para pedir prestado un libro piden datos fijos, no es aceptable en una sociedad como la nuestra, no tener dirección).
Costos de vida Vs formas de vida
Son autosuficientes, poco necesitan del Estado, desde un enfoque de autonomía comunitaria su forma de vida es un ideal. No demandan vivienda, servicios públicos, seguridad, algunos ni restitución de derechos, expresan no tener el código de desplazados porque no les gusta “quejarse”. Sólo hasta ahora que les van a quitar su fuente de sustento y de paso su forma de vida, esperan se respeten sus derechos.
“yo no gasto afán para vivir aquí, los servicios son muy baratos, el agua no me la cobran, aquí se vive muy bueno, nosotros estamos acostumbrados a esta vida, para mi ojala no hicieran la represa, yo aquí puedo sufrir necesidades pero voy a Ituango y en cualquier parte me fian porque saben que a mi me va bien aquí, yo puedo estar sin plata y voy donde Orencio le digo necesito tantas libras de carne, tanta plata y me presta porque sabe que a mi me va bien aquí, pero digame usted yo jornaliando en una finca, ganándome $10.000 por mucho $100.000 semanales yo no soy capaz de vivir con eso, es que cien mil pesos me los saco yo en un día”
“vea la carne de nosotros es el pescado, el rio no no lo niega, este crecido o no, pero en una reunión nooo… nos han mentado el pescado y no crea, eso vale, ya después ¿cómo vamos a comer pescao?”
“yo me voy a veces una semana, hasta un mes por ahí a andar, a descansar a otros pueblos, hay uno acá que afán, pero eso era antes”
Como comunidad son solidarios “el pescado es para compartir no para vender” comparten las cocinas, los utensilios de trabajo, curan sus enfermedades, sólo en casos extremos buscan ayuda médica, el limón y las plantas de la ribera del rio son su principal medicina, hasta tienen un medio de transporte propio, también proporcionado por el rio, una “balsa” que a simple vista los que desoncemos del tema no vemos sino un palo de madera de balso, medianamente tallado, por $ 60.000 desde Oro Bajo hasta el Puente de Pescadero en 30 minutos, con sus pertenencias en una bolsa plástica, a esperar el bus hacia Medellín, hacia Ituango o los demás municipios cercanos. Por este medio se transportan enfermos, heridos, mujeres embarazadas, encomiendas que van de una playa a otra y personas en general que requieren el servicio, un servicio garantizado por nadadores expertos que hasta el momento no se recuerda ningún accidente. Los transportadores ofrecen este servicio desde las diferentes playas, combinan esta actividad económica con la minería, la pesca y en pocas ocasiones la agricultura.
El aprendizaje del oficio de la minería requiere de años de práctica, independientemente de sus edades, son reconocidos por cuánto tiempo llevan en el rio y de esto depende su sabiduría sobre el oficio y su capacidad para ejercerlo. Desde pequeños, acompañados de sus abuelos, padres o hermanos se inician como aprendices de la minería, aprender a reconocer los sitios indicados para la extracción, a saber cuándo irse de una playa, a convivir con la comunidad minera, a cuidarse, a caminar por las riberas del rio y a sobrevivir en estas zonas. Con el paso del tiempo sus pieles doradas por el sol, se tornan resistentes a los hongos producidos por el agua, sus músculos y capacidad física aumenta debido al continuo cargar y descargar la arena mojada, adquieren la habilidad para mantener un movimiento circular suave que va convirtiendo como por arte de magia, la arena en oro.
Sus noches son llenas de estrellas, historias y silencios; sus conversaciones enseñan lo que hay que saber del rio, de la zona y sus peligros, de historias olvidadas, especialmente las de las épocas de agudización de la violencia, en las que presenciaron escenas de terror y desolación.
La desaparición de los cañoneros del Cauca,de su forma particular de relacionarse con el entorno nos empobrece. La diversidad cultural del departamento a pocos les importa. ¿Cómo seremos en el futuro? Si están borrando nuestras huellas.
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