SOLICITUD
DE INCLUSIÓN DEL BAREQUEO EN EL ESPACIO CULTURAL DEL CAÑON DEL RÍO CAUCA EN LA LISTA
REPRESENTATIVA DE PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA NACION PRESENTADA POR
LAS COMUNIDADES DE BAREQUEROS DEL CAÑÓN DEL RÍO CAUCA, DEPARTAMENTO DE
ANTIOQUIA.
Las
comunidades del cañón del río Cauca en el departamento de Antioquia,
acogiéndonos al Artículo 70 de la Constitución Nacional; los artículos 4 y 13
de la Ley 397 de 1997; la Ley 1037 de 2006 y la Convención para la Salvaguardia
del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO de 2003; la Ley 1185 de 2008;
el Decreto 2941 de 2009 y la Resolución
Número 0330 de 2010, que definen y amparan el patrimonio cultural de los
colombianos, postulamos “EL BAREQUEO EN EL ESPACIO CULTURAL DEL CAÑÓN DEL RÍO
CAUCA” para que sea incluido en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural
Inmaterial del departamento de Antioquia, pues reúne las condiciones que
definen las manifestaciones culturales como patrimonio cultural inmaterial de
comunidades y grupos sociales que integran la nación multiétnica y
pluricultural de Colombia.
1. Descripción de la
manifestación: el barequeo en el espacio cultural del cañón del Cauca, en el
departamento de Antioquia
El
barequeo que las comunidades del cañón del río Cauca utilizamos para lavar el
oro en los ríos Cauca y San Andrés y en varias quebradas, es una técnica para
extraer oro con herramientas artesanales. Consiste en sacar la tierra con oro
de las terrazas, de las playas o de los lechos, y lavarla con agua hasta
separar el oro de los minerales con los que se encuentra. La separación final,
la hacemos utilizando el zumo de hojas, tallos y frutos de plantas como el
Cedro playero, el Piñón de oreja, el Achí, el Yomato y la Chumbimba. Además de
los conocimientos tradicionales para lavar el oro y hacer las herramientas que
utilizamos, las comunidades de barequeros tenemos formas de relacionarnos entre
unas y otras particulares al cañón, costumbres y tradiciones orales propias,
formas de curación basadas en el uso de raíces y plantas; comidas
tradicionales, fiestas religiosas y recreativas propias, y un territorio
ancestral en el que transcurre nuestra vida, donde nacemos, vivimos y morimos y
en el que el río Cauca es nuestro principal referente para reconocerlo. Todos
estos son los principales campos en los que se manifiestan nuestras costumbres
y tradiciones; el barequeo nos distingue frente a otras comunidades del campo y
de la ciudad que viven de otras actividades; marca nuestro modo de ser, nuestra
manera de ver, entender el mundo y relacionarnos con todo lo que hay en él.
Nuestra vida y nuestra cultura se desarrollan alrededor del río y del barequeo.
2. Ubicación y proyección geográfica: el espacio
social del cañón del Cauca
Los
barequeros habitamos en llanos del río Cauca y de sus principales afluentes el
río Ituango, Espíritu Santo y San Andrés, y en las laderas y filos de las
cordilleras Central y Occidental, en zonas rurales y urbanas de los municipios
de Santafé de Antioquia, Olaya, Liborina, Buriticá, Peque, Ituango,
Sabanalarga, Toledo, San Andrés de Cuerquia, Yarumal, Briceño y Puerto
Valdivia. En Puerto Valdivia somos barequeras las comunidades de las veredas La
Guamera, San Jacinto, El Barro, Las Cuevas, El Limón, Palogacho, La Mina, La
Honda, Mojacabezas, Umagá, El Cordoncillal, El Pescado, El Pescaíto y La
Rodríguez. En Ituango las comunidades de las veredas de Orgamí Alto y Orgamí
bajo, El Aro, Filadelfia, La Rica, Sevilla, Las Agüitas, la Honda, El torrente,
Mote, Cortaderal, Pascutiá, Guacharaquero, Pená y la Loma. En Briceño las
veredas de Chirí, Orejón La Calera, La América, La Mina, Cucurucho, El Roblal,
Palmichal, El Hoyo, Gurimán, Palestina, Rodríguez, El Gurrí, El Turco, La
Cristalina, Las Auras, Travesías, Pueblo Nuevo, Chispero, Cresín y el Respaldo.
En Toledo, las veredas El Cántaro, Las Margaritas, Taque, Helechales, la
Isleta, La Mata de Rosa, Guayabal, El Moral, Paloblanco, Brugo, La Cascarela,
La Florida, Barrancas, Miraflores y el Valle. En San Andrés de Cuerquia las
veredas Alto Seco, Guayabal, Loma Grande, Travesías, El Morro, El Vergel, La
Cordillera, El Cántaro, Santa Gertrudis, La Chorrera. En Yarumal, las veredas
Ochalí, la loma de Ochalí y El Llano de Ochalí. En Peque, las veredas de
Barbacoas, El Valle de Renegado, Lomitas, Boca de Peque y Montañitas. En
Buriticá las veredas de Mogotes, Angelina Carauquia, Palenque, y Buenavista. En
Sabanalarga Orobajo, Remartín, La Aurora, Nohavá, Membrillal, San Pedro, El
Clavel, Tesorerito, Malpaso, Junquito Alto, el Clavel, San Cristobal Pená, El
Madero, El Encanto y El Junco; La Honda y Rodas en Liborina; La Noque, La
Cimarrona, Las Brisas y San Antonio en Santafé de Antioquia. Además hay
comunidades de barequeros en las cabeceras de los municipios.
En
el cañón del Cauca, a los barequeros que vivimos en tierra caliente, cerca del
Cauca también nos llaman “cañoneros”,; nos distinguimos de los “montañeros”
que viven en tierra fría en las partes altas de las montañas, en el tiempo que
dedicamos al barequeo; mientras que los cañoneros sacamos oro todo el
año porque no tenemos tierra para cultivar, los montañeros tenemos
algunas parcelas en las que cultivamos café, maíz, plátano, yuca y algunas
hortalizas y legumbres de pan coger, y sólo bajamos al río a pescar y a
barequear en la playa por temporadas. Sin embargo, los malos precios del café y
los daños y pérdidas de las cosechas, hacen que lo que anteriormente era una
ocupación temporal que alternábamos con la agricultura, ahora nos ocupa buena
parte del año.
Los
cañoneros y los montañeros somos todos conocidos y tenemos
relaciones de amistad y vecindad; en muchos casos hay familias con parientes en
la montaña y en el cañón. Cuando los montañeros bajamos a barequear
muchas veces nos juntamos con familiares, amigos o conocidos del cañón para lavar
el oro y al final de la semana partimos lo que conseguimos en partes iguales.
También intercambiamos alimentos: los cañoneros nos venden o nos regalan
pescado y los montañeros les vendemos y regalamos alimentos que
cultivamos. Los comerciantes de los pueblos a quienes les vendemos el oro y les
compramos todo lo que necesitamos, también viven del oro que sacamos los
barequeros. En el cañón decimos que quien no vive de barequear, vive del oro
que sacamos los barequeros.
3. El barequeo como tradición
4. El aprendizaje del barequeo
Yendo
al río desde niños, aprendemos a conocer todas las playas y llanos en los que
hay oro; en dónde se puede barequear y en dónde no; cuáles son los mejores
puntos; en qué capa y a que profundidad está el oro; cuándo son los buenos y
los malos tiempos para barequear; aprendemos a reconocer los árboles de los que
sacamos las hojas, la corteza o los frutos para separar el oro más menudo. Pero
trabajando en el río también aprendemos historias sobre los antiguos; sobre los
lugares donde se encuentran las huellas de sus trabajos; las cuevas en donde
enterraron o perdieron el oro; los caminos por donde lo transportaban, y las
acequias que hicieron para llevar el agua hasta las minas. Barequeando
conocemos historias sobre seres que protegen el oro, y según los mayores, son
sus verdaderos dueños; viven en el río y en las quebradas, en las montañas, en
las cuevas y en las cañadas, en los remansos, en las chorramentas y en las
peñoleras; conocemos de historias - vividas por mujeres y hombres barequeros-
con la madre del agua, la sirena, el abismo, los duendes, con María del Pardo y
María Centeno, con espantos y encantos que aparecen en muchos lugares de
nuestro territorio; barequeando nos enteramos de historias que les han ocurrido
a muchas personas cuando lavan el oro; son historias que nos enseñan que un
barequero no puede ser ambicioso, ni envidioso; que el oro no es para hacerse
rico ni para derrocharlo sino para tener con qué vivir.
Muchas
historias también se refieren a sucesos de violencia que nos han afectado desde
los tiempos antiguos hasta hoy; son sucesos que han marcado los lugares donde
ocurrieron, y esos lugares marcados para recordarnos lo que ocurrió. Por eso en
la tierra y en los lugares que habitamos está también nuestra historia.
5. El tiempo del barequeo
La vida de los cañoneros está
organizada para sacar oro de los ríos y quebradas todo el año, pero sabemos que
hay tiempos buenos y malos para barequear. Los tiempos buenos son los meses de
verano entre enero y marzo, y entre julio y septiembre, cuando las lluvias
disminuyen y el nivel del río baja dejando descubiertas las playas. Es cuando
las playas se vuelven como un pueblo con la cantidad de ranchos de los
cañoneros que vamos a barequear y de los montañeros que por no tener cosechas
en esos meses bajan a barequear con los amigos o familiares del cañón; es el
tiempo en que además del oro, hay cosechas de aguacate, anón, mango y frutas,
y el pescado abunda por lo que hay
comida para todos y queda para vender en los pueblos o en las veredas de la montaña. Para nosotros los
meses de verano son los meses de abundancia; cuando hay bailes casi todos los
días y hacemos nuevas amistades o reforzamos las que tenemos. En febrero, al
final del verano, los que tenemos parcelas para cultivar, rozamos la maleza y
con las primeras lluvias de marzo las quemamos para preparar la tierra para
sembrar maíz y fríjol.
Los meses de invierno, entre
octubre y diciembre y entre marzo y junio, son los malos tiempos para barequear
pues los ríos y las quebradas crecen y tapan las playas, y el pescado es
escaso; en el invierno el barequeo es más pesado porque tenemos que sacar
tierra de las barrancas o del monte y llevarla hasta las orillas para lavarla.
En esos meses el oro que se saca es mucho menos, por eso se tiene poco para
vivir y hay escasez; es cuando algunos hombres buscan trabajo en la montaña o
en los pueblos.
6. El espacio del barequeo
7. Los barequeros no somos mineros
El
barequeo, a diferencia de la minería es una actividad sostenible que hasta
ahora nos ha dado el sustento a muchas generaciones; es sostenible porque
creemos que no podemos acabar con los recursos de los que vivimos y de los que
podrían vivir nuestros descendientes. Los barequeros no destruimos la
naturaleza, no usamos mercurio ni cianuro para separar el oro, sino que lo
hacemos con plantas, por lo que no contaminamos el agua ni la tierra con
sustancias tóxicas.
Con
esta presentación sobre lo que el barequeo representa para las comunidades del
cañón del Cauca en nuestras vidas y en nuestra cultura, creemos haber
demostrado que se trata de una manifestación que cumple con los criterios de
valoración que define el artículo 9 del Decreto 2941 de 2009. Es pertinente
porque en el barequeo define nuestro modo de vida y nuedstra cultura
reconocidos como patrimonio: producción tradicional, conocimientos. Es
representativo de nuestra cultura e identidad; es la base de nuestra vida; es
una actividad colectiva porque lo practicamos la mayor parte de las personas
que formamos las comunidades del cañón; se transmite de generación en
generación como un legado; todos reconocemos el barequeo como parte fundamental
de nuestras identidad, nuestra memoria y nuestra historia; es nuestro
patrimonio y es una expresión cultural viva.
8. Estado Actual del barequeo en el cañón del
Cauca
La
minería mecanizada con dragas acaba con las playas y terrazas de donde sacamos
el oro, destruye la vegetación a orillas del río y las quebradas donde se
encuentran las plantas con las que separamos el oro, acaba con las pocas
tierras que sirven para cultivar, y acaba con los caminos por donde vamos a las
playas y nos comunicamos entre las veredas. Por el proyecto hidroeléctrico, los
cañoneros perderemos nuestro territorio con los ríos y las quebradas que nos
dan los dos recursos más importantes para nuestra vida, el oro y el pescado;
con la compra de las fincas se nos prohíbe toda actividad en el río,
particularmente lavar oro en las playas, con lo que el barequeo y la cultura
que hemos heredado de nuestros mayores y mantenido hasta el presente,
desaparecerá, y con ella nuestra historia y nuestra identidad. Enfrentamos la
incertidumbre de tener que dejar la actividad que ha sido la base de nuestra
vida, sin tener ninguna alternativa para seguir en las tierras que hemos
habitado por siglos. Esta situación es más angustiosa para nosotros cuando
entendemos que nuestra cultura que recoge experiencias, conocimientos y
tradiciones construidas y trasmitidas por decenas de generaciones, desaparecerá
por causa de un proyecto hidroeléctrico que tendrá una vida útil de unos 40 años,
equivalente a menos de dos generaciones. Creemos que ante esta situación,
debemos hacer valer nuestra historia para que se reconozcan nuestros derechos
ancestrales al territorio que habitamos y al río del cual vivimos.
Con
la construcción de un proyecto que nosotros no pedimos ni nos consultaron,
estamos siendo testigos de nuestro fin, pues hasta ahora, las empresas dueñas
del proyecto no han hecho una evaluación adecuada del impacto del proyecto
entre quienes vivimos en el cañón; tampoco hemos sido consultados para saber lo
que pensamos de cómo nos afecta, ni hemos sido consultados sobre planes de
manejo que tienen pero ya nos prohíben acercarnos al río y construir los
ranchos que hacemos mientras barequeamos; con la compra de las grandes fincas
en las que arrendábamos parcelas para cultivar, algunas comunidades ya ni
siquiera podemos sembrar el maíz, los frijoles y la yuca que antes producíamos
para vivir por lo que ahora todo lo tenemos que comprar.
Sabemos
que en los estudios de “Impacto Ambiental- Identificación y evaluación de
impactos” que sirvieron para solicitar la licencia ambiental, reconocen que
tenemos una cultura y un modo de vida particular, y en las secciones 8.3.3.2 y
8.3.3.3 describen los principales impactos. Reconocen que “con el proyecto
se compromete la supervivencia de los grupos culturales y sus modelos
adaptativos… [y] afecta a una población altamente vulnerable por el
nivel de dependencia del territorio minero y la importancia de las relaciones
sociales de reciprocidad para su reproducción económica, social y cultural”.
Los
siguientes párrafos resumen lo que representa la construcción del proyecto para
los cañoneros que habitamos en aéreas
que serán inundadas, y en áreas que quedamos por fuera del embalse:
“Dentro de la componente sociocultural, los impactos ambientales se
sintetizan en la crisis adaptativa que resulta de la afectación del sistema de
relaciones que las poblaciones establecen con su medio físico, biótico y
social, es decir, de la alteración de los mecanismos de orden tecnoeconómico,
simbólico y social, que las gentes desarrollan a través del tiempo para
adaptarse de forma dinámica a su entorno. Desde esta perspectiva, los efectos
se centran directamente en los elementos que definen el sentido de pertenencia
e identidad del grupo social: las estrategias adaptativas relacionadas con los
mecanismos de subsistencia, producción y reproducción del grupo social; las
formas de organización social y política (relaciones sociales, estructura familiar,
relaciones de parentesco y vecindad) y los referentes culturales de orden
simbólico. Algunas áreas requeridas para la construcción del proyecto
hidroeléctrico Ituango, se encuentran habitadas por grupos de población de
vocación minera (cañoneros de Orobajo y Barbacoas), para quienes el territorio
con su fuerte contenido simbólico, económico y social, y las relaciones
sociales, constituyen importantes ejes articuladores de su sistema cultural.
Dentro de esta concepción, el Río Cauca en particular constituye el principal
referente ordenador y parte integral de la vida de sus habitantes, dado que,
además de constituir la más importante fuente de los recursos básicos para la
subsistencia (oro, pesca, madera), articula el espacio social constituido por
“bodegas” y asentamientos de vertientes” (EIA, sección 8.3.3.2).
“Con la construcción del proyecto
hidroeléctrico Ituango, por fuera del vaso de embalse, se afecta el territorio
de grupos de población minera y campesina [cañoneros y montañeros], que
habitando por fuera de las áreas requeridas para la construcción del proyecto,
poseen una concepción cultural del territorio, en la que el Río Cauca también
constituye un referente importante, que hace parte de su modelo económico de
subsistencia, como en los casos concretos de los pobladores mineros de los
asentamientos de Angelina, Mogotes y Carauquia, localizados aguas arriba en el
municipio de Liborina, y los campesinos de las vertientes en algunas veredas de
los municipios de Sabanalarga, Toledo y Peque (Membrillal, Nohavá, Remartín y
El Moral, entre otras). Para los asentamientos de la montaña circunscritos a
las “bodegas”, el abandono involuntario
del territorio por parte de la población minera de Orobajo y Barbacoas, significará
la ruptura de las relaciones de parentesco, reciprocidad y complementariedad
económica, dados los estrechos vínculos existentes con los habitantes de las
tierras bajas. Este rompimiento tendrá su máxima expresión con el llenado del
embalse, que literalmente cortará las redes de caminos que, cruzando por las
bodegas, comunican los asentamientos entre ambas márgenes del río.
Adicionalmente, esta actividad producirá la pérdida de los espacios de uso
económico [el rio Cauca y algunas quebradas], que constituyen importantes
alternativas para complementar los escasos ingresos de los asentamientos de la
montaña” (EIA, sección 8.3.3.3).
La
seguridad de las consecuencias de la minería mecanizada e ilegal y del proyecto
hidroeléctrico sobre nuestras vidas, nos obliga a acudir al Consejo Nacional de
Patrimonio para que con base en la legislación nacional reconozca el barequeo
como patrimonio Inmaterial de nuestras comunidades y lo incluya en la Lista
Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la nación. Con su
reconocimiento esperamos contar con las herramientas para hacer que nuestra
historia y nuestras tradiciones como barequeros sean tenidas en cuenta para
definir nuestro futuro frente a proyectos como el de Hidroituango y las
explotaciones mineras mecanizadas; que se nos reconozca nuestro derecho a vivir
del barequeo así como a tener acceso al río Cauca y a los demás ríos y
quebradas en donde lo realizamos, y con ello a conservar y fortalecer nuestra
cultura, nuestras costumbres y tradiciones propias. Nuestra cultura enriquece
la diversidad cultural de Antioquia y del país pero sobre todo es la que
garantiza que las miles de personas de los municipios del cañón que vivimos del
río y del barequeo podamos hablar de una región y unas comunidades en las que
si bien tenemos muchas necesidades, sobre todo en salud y en educación que
ningún gobierno nos ha atendido, hasta la llegada del proyecto hidroituango
vivíamos felices y tranquilos con lo que teníamos: una vida sin violencia, sin
robos, donde nuestra gente moría de causas naturales, salvo en las ocasiones en
las que personas ajenas a nuestras veredas y a la región entraba a matar por
situaciones en las que nada teníamos que ver. Creemos que ante los impactos
sobre nuestro modo de vida, es necesario que EPM y el gobierno departamental,
junto con los municipios se comprometan con nosotros a construir nuestro futuro
mediante la elaboración del Plan especial de Salvaguardia del barequeo y de nuestra
cultura.
Para
apoyar nuestra solicitud, adjuntamos las carta de identificación de nuestros
representantes, las cartas con los nombres y las firmas de muchas de las
personas de nuestras comunidades que respaldan nuestra solicitud, fotografías
de las reuniones en las que se discutió colectivamente la solicitud, el video
“El Otro Brillo” y copia de los estudios que antropólogos de la Universidad de
Antioquia han realizado en el cañón del Cauca y que son testimonio de nuestro
modo de vida como barequeros.
COMUNIDADES BAREQUERAS DEL CAÑÓN DEL RÍO CAUCA
DOCUMENTOS ADJUNTOS
·
CONSORCIO
INTEGRAL. “Estudio de Impacto Ambiental-
Identificación y evaluación de impactos Proyecto Hidroeléctrico Ituango
Pescadero”. PDF. http://www.minambiente.gov.co/documentos/f-phi-eia-c08-r0a-impactos-final.pdf
·
MARCELA DUQUE, IVÁN ESPINOSA. Historia y cultura de la población
Nutabe en Antioquia. Tesis
de grado. Universidad de Antioquia, Departamento de Antropología. 1994.
·
NEYLA CASTILLO ESPITIA. Minería
aurífera en el noroeste andino de Colombia: etnografía de la técnica. Universidad de Antioquia. 2002.
·
Video: “El Otro Brillo: Memorias y Cartografías como
instrumentos para la gestión territorial y la autonomía”. Instituto de
Estudios Regionales INER, Grupo de Investigación Cultura, Violencia y
Territorio. Universidad de Antioquia, CIER. 2008
por favor difundanlo, es la unica via que tenemos, la unión. No seamos indiferentes, no más. No nos dejemos joder más!
ResponderEliminarsi, los que no somos afectados, vemos el problema de lejos.somos indiferente ante todas las situaciones, sobre todo los de las ciudades. Nos hemos lucrado del robo de tierras, porque muchas veces se trabaja para las empresas que tienen las manos manchadas de miles de victimas. EPM , ENTRE OTRAS CON SU GESTOR aLVARO Uribe. Ojalá que algún día estos rios les hablen mas fuerte a los ladrones de cuello blanco de tierras, aliados al paramilitarismo.
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