Lo curioso de la nota del canal regional, es que el alcalde municipal de la localidad considere que la solución al problema esté en la construcción de un centro de acopio para abastecer la demanda de la construcción de Hidroituango, cuando es un problema directamente relacionado con la manera como se enfrentan los cultivos de uso ilícito en la zona sin pensar en la producción agropecuaria. Lo que muestra un síntoma de la percepción acrítica sobre el proyecto, del intento de borrar realidades concretas de los municipios y por tanto borrar de paso la posibilidad de enfrentarlas, un proyecto como estos nubla la cabeza de los pequeños administradores locales quienes están concentrados en "sacar el máximo provecho" de la obra, por supuesto privilegiando la lógica económica por encima de la social y ambiental.
Lo curioso de la nota, es que el alcalde municipal considere que la solución al problema esté en la construcción de un centro de acopio para abastecer la demanda de la construcción de Hidroituango, cuando es un problema directamente relacionado con la manera como se enfrentan los cultivos de uso ilícito en la zona sin pensar en la producción agropecuaria. Lo que muestra un síntoma de la percepción a critica sobre el proyecto, del intento de borrar realidades concretas de los municipios y por tanto enfrentarlas, un proyecto como estos nubla la cabeza de los pequeños administradores locales quienes están concentrados en "sacar el máximo provecho".
Prueba de ello es como uno de los ex alcaldes de los municipios afectados, Yarumal, ingeniero Carlos Guillermo Atehortua, según comentó una ex empleada suya, recibirá a su cargo, próximamente una de las obras de la hidroeléctrica. Según expresó la señora, que antes trabajaba en la alcaldía de Yarumal y ahora trabaja en la preparación de alimentos para los obreros de la obra, fue el mismo ex alcalde quien le consiguió este empleo.
La situación de los trabajadores y trabajadoras de la obra:
En la actualidad, según uno de los obreros, hay alrededor de 2.500 trabajadores, quienes comienzan sus labores a las 6:00 a.m. y terminan a las 5:00 p.m., con una hora para almorzar, su salario es el mínimo al cual le descuentan parte para la alimentación y el alojamiento, aunque con las horas extras es un buen salario, pues en la zona el pago por “jornaliar” en las fincas está entre los $10.000 y $15.000 diarios. Aunque los riesgos que se corren son altos, pues saben de la situación de orden público, de la quema de maquinaria del proyecto, de las muertes que ha habido en la construcción y que saben que habrá “eso se le calcula como 500 muertos para terminar esto”, lo que más les incomoda es el tener que estar “como encarcelados” durante 25 días al mes para descansar 5 días “muchos se van, no aguantan, al llegar a los días de descanso, no vuelven, pierden hasta la liquidación […] eso entra y sale gente todo el tiempo”
A las mujeres encargadas de la alimentación, son 11 días de trabajo por tres de descanso, según expresa la entrevistada quien pidió la reserva de su nombre, en la actualidad en uno de los campamentos hay 18 mujeres trabajando de las cuales ocho son de la zona “las de acá no saben trabajar en esto, hay peleas, yo estoy pidiendo traslado, hace mucho calor y no me gustan las peleas”. La convivencia es un aspecto de poco interés para las empresas, sin embargo crucial para el bienestar de los trabajadores y trabajadoras.
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